Gol en contra a la libertad

martes, 26 de octubre de 2010

1984 (escrito por George Orwell en 1948) plantea, entre otras cosas, la no libertad de expresión. Uno no podía decir lo que pensaba. En realidad, no se podía pensar. En la sociedad en la cual se vivía, la gente pensaba lo que el Partido imponía. Las miembros de este régimen totalitario y represivo estaban de acuerdo y creían todo lo que el Gran Hermano decía. A medida que transcurren los años, Winston Smith, el personaje principal empieza a dudar del sistema. Se va dando cuenta de las manipulaciones que el Partido produce y es por eso que se vuelve en contra del régimen totalitario y represivo el cual gobernaba a una parte de la población (la otra parte eran los Proles, una masa de personas trabajadoras que, según narra la novela, es incapaz de organizarse y relevarse contra el Partido). Una vez que Winston está en contra del Partido sabe que no puede decir nada, porque sino sería vaporizado (secuestrado, torturado y finalmente asesinado). Pero no sólo que no podía decir nada, el simple hecho de pensar en contra del partido ya estaba considerado como un crimen y su vida corría peligro. Es por esto que Winston, vigilado constantemente por telepantallas no podía siquiera gesticular debido a que sino alguien se podría dar cuenta.

En el fútbol, como en otros tantos aspectos de la vida, uno no puede decir lo que piensa. Así tenga razón o no, si a una mayoría o, incluso, a una poderosa minoría no le cayó bien  una determinada declaración, quien se expresó indefectiblemente pagará las consecuencias. Ya se mediante la violencia física o la exclusión social, por ejemplo. “Cuando San Lorenzo se puso 2 a 1, la cancha se enmudeció, hubo un silencio total y ese silencio atroz es probable que se haya transmitido a quienes estábamos jugando dentro de la cancha”, declaró Oscar Ahumada, ex medio campista de River, cuando el equipo de Núñez quedó eliminado de la Copa Libertadores en el 2008. Luego, continuó: “Una vez jugado en la cancha de Boca estábamos ganando 2 a 0 y la hinchada de ellos se nos caía encima..." Esas declaraciones le costaron muy caras a Ahumada, a quien además de ser silbado por la hinchada del club, le escarcharon la casa con grafitis insultándolo y amenazándolo. Si bien es cierto que al ser una figura pública uno debe medir lo que dice, no hay justificativo para la represalia que recibió el jugador de River. Luego de los incidentes, Ahumada continuó en club como villano, aunque ídolo de la hinchada de Boca que en el Superclásico del año 2010 (River perdió 2-0) cuando el jugador salió sustituido lo ovacionó. Esa tarde, en la Bombonera, fue la última vez que Ahumada jugó con la camiseta del conjunto Millonario. Se fue, se tuvo que ir

Otro caso: "A Macri le planteé la posibilidad de irme porque tengo dos ofertas concretas y no me dio opciones. Se maneja con la soberbia de siempre. Y encima, tiene una manera de expresarse... A lo mejor, él quiere hacer algún negocio personal en este caso.", afirmó Marcelo Delgado, ex delantero de Boca, en julio de 2005. Esta especie de levantamiento ante la autoridad no le salió gratis al Chelo. Desde la dirigencia del club se decidió separar al jugador del resto del plantel, por lo que Delgado se perdió la gira que realizó Boca por Asia. Para poder volver a tener un lugar en el equipo, el futbolista debió pedir disculpas públicamente.

La relación entre dominantes y dominados es muy clara. Si la cosa fuese a la inversa, es decir, si Macri dijese algo malo sobre Delgado, éste nada podría hacer al respecto. Lo mismo pasa en la novela de Orwell. No se cuestiona el poder del Partido: es omnipotente. Todo lo sabe, todo lo ve, todo lo escucha. Si bien es cierto que no se puede comparar la gravedad de los hechos que se narran en el libro con los expresados en los ejemplos, lo que se intenta mostrar es que tanto en el fútbol, como en otros deportes o en la política, economía y entre la misma sociedad uno no es libre de expresar lo que piensa. No sin que haya consecuencias. Sí puede haber cambios de opinión, incluso discusiones; pero, lamentablemente, la violencia siempre dice presente.

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