Del Sur yo vengo

Y ahí estaba yo. Con las manos en jarra, atónito. Tanto había esperado ese partido, tanto. Las cosas no podían resultar de esa manera. Por ese error, mi equipo se quedaba sin chances de entrar a la Libertadores. Y todo era mi culpa. Demasiado esfuerzo como para que yo falle de esa manera

Sabía que ese día iba a ser malo, lo presentí desde el momento en que me levanté. Primero que no encontraba mis calzoncillos de la suerte -se notó su ausencia; después que me quemé la lengua con el café. Se quedó el ascensor, me dejó mi mujer, internaron a mi perro, me corté mientras me afeitaba. Nada me salía bien, pero no se comparaba con lo que me sucedió en el partido porque no era algo que me afectase a mi sólo. También a mis compañeros y a cientos de personas que ese día habían ido a la cancha.

"Acá termina mi etapa en el club", fue lo primero que pensé. Después, a medida que pasaron los segundos, me serené un poco y me concentré en cosas que me alegran. Todavía quedaban algo más de 8 minutos y tenía que pensar en positivo si quería revertir mi horror. No hubo caso. No pude volver al campo de juego. Mi cabeza me perseguía. "¡Pero no maté a nadie, no es para tanto viejo!"

Di malos pases, hice penales innecesarios, despejé mal, erré en el calculo, fallé goles hechos. Pero nunca me sentí como ahora. El Cholo me daba ánimos, mi equipo también. Yo me reía para no llorar. Sentía un sudor congelado en la frente.

Después del partido, ya más tranquilo, lo único que me consolaba era que 15 días atrás había metido dos goles, eso como que me daba un respaldo... Además... no es que fue un gol en contra mediocre. No. Lástima que fue en el otro arco...Pero siempre que se apaga la luz, se enciende una vela. Y yo no soy egoísta. Gracias a mí, Lanús aseguró su participación en la Libertadores. Mientras volvía a mi casa, en Adrogué, cuando pasé por Lanús la gente me felicitaba y me agradecía. Y siempre es bueno un reconocimiento... Pensándolo bien, no fue un día tan malo después de todo.